Los caballos hacen de espejo de nuestras emociones, reflejando nuestro estado emocional puro, el cual, hasta para nosotros mismos, puede representar una incógnita. Cuando estamos con caballos, aprendemos a estar presentes al 100%, como ellos. De este aprendizaje surge la conciencia emotiva. Los caballos sólo entienden la realidad de su entorno.
Se
utiliza a los caballos como una herramienta para el aprendizaje y el
crecimiento emocional; es una tarea conjunta entre un terapeuta profesional y
un profesional en caballos en el que se trabaja con clientes y caballos para
fines terapéuticos.